Demolition Lovers

Once upon a song...

Tomé el cuchillo y atravesé su piel repetidas veces, la sangre brotaba de una manera exagerada dejándonos en una piscina de sangre, me levanté con cierta cara de repugnancia y te miré dándote a entender que el trabajo estaba hecho. Dejé el arma en el suelo y después agarré tu fría mano, las manchas de sangre en tu rostro realzaban el bello color de tus ojos.
Caminamos sin mucha prisa por la calle con cielo desierto, la nieve caía sin mucha fuerza, eran los momentos precisos para repetirte lo mucho que significabas para mí.
Llegamos a una tienda de licor, una parada ahí o tal vez dos mantendrían el tanque lleno para seguir por nuestro camino sin un fin determinado, sólo quería decirte lo mucho que significabas para mí.
Seguiríamos huyendo, no permitiría que nos atraparan, mucho menos que te apartaran de mí. Le mostraríamos al mundo lo que significamos.
Abandonamos el bar sintiéndonos renovados, en aquellos lugares no te cuestionaban nada, éramos libres y felices. La noche crecía, la temperatura disminuía y nosotros nos enfriábamos.
Nos ocultamos debajo de un árbol rodeado de grandes ramas y piedras, ahí ya no tendríamos frío. Debía demostrarte que eras la única, eras tan perfecta, tenía más de una docena de razones para llenarte el colchón de rosas.
Te recostaste en mi pecho y acaricié tu cabello, me diste la pistola y asentiste con la cabeza, esperé el enorme estruendo que salió de aquella arma, tu cuerpo comenzaba a debilitarse. Seguí con nuestro plan y ahora fui yo el que se apuntó, apreté el gatillo y el metal invadió mi cuerpo, nuestras miradas volvieron a encontrarse mientras la piscina de sangre volvía a formarse. Jamás dejaré de mirar tus ojos, jamás te soltaré, te lo prometo.
Sólo deseaba demostrarte lo mucho que eras para mí, así la lluvia atravesaría nuestros fantasmas, para siempre.